miércoles, 25 de agosto de 2010

Bringing home the bacon

Me hallo en uno de los esporádicos puestos de trabajo que mi empresa actual me ha asignado. Sustituir a una recepcionista siempre da lugar a miradas recelosas por parte de los compañeros de trabajo, y, francamente, no debería propiciar su desaprobación usando Facebook, Twitter y demás como la enferma cibernauta que soy. Pero qué demonios, es la primera vez en siglos que tengo Internet sin banear en mi puesto de trabajo, y quiero aprovecharlo. Tampoco es que me estén sangrando los oídos de lo que suena el teléfono.
Con todas mis redes sociales cubiertas bajo la última pestaña abierta del Internet Explorer (que muestra la versión on-line de Vanity Fair, para que se vea que el mayor de mis crímenes es conocer cómo va el mundo a nivel internacional/cultural/superficial) me siento como una ninja. Leí hace poco que la libertad para navegar por Internet desde tu lugar de trabajo aumenta la productividad. De mi experiencia mirando al techo en Vodafone puedo sacar la conclusión de que tener una intranet con la seguridad de Guantánamo no te ayuda a desarrollar el trabajador feliz que llevas en ti.
Y es que, señores, hay que contemplar también las necesidades de concentración que cada trabajador va a tener. Normalmente el uso que se hace de Internet en el trabajo va desde Facebook a 20minutos.es, pasando por el blog ocasional y las fotos de Megan o Matthew Fox que sirvan de eye-candy y de herramienta de motivación (yo, personalmente, prefiero un salvapantallas de Oprah). No me parece a mí que este tipo de consultas vayan a acabar con el carril de pensamiento de nadie.
Veamos también la otra cara de la moneda; muchísima gente ve porno en su puesto de trabajo (yo tampoco entiendo cómo se atreven, pero salía en Queer as Folk y ya he oído un montón de cotilleos de trabajo sobre el tema). Chats y cibersexo van de la mano con esto. Yo insisto, si cada uno se puede organizar, incluyendo las dosis de onanismo laboral, pues allá cada uno con su música. Con que sean limpios y lo recojan todo luego... Las empresas no lo ven así (lo entiendo, porque muchos currantes son como críos y no dan palo al agua si tienen el ordenador delante con libre acceso a YouPorn), pero en vez de hacer un filtrado de páginas como dios manda, y quitar las peligrosas y las que son de mal gusto, por meterlas en alguna categoría, hacen una intranet blindada y dejan a todo cristo sin poder consultar ni cómo llegar de A a B en googlemaps.
En fin, que yo defiendo y promuevo el Internet en el curro, y se acabó. Que ha sido un mes muy largo mano sobre mano, y eso al final acaba con tus nervios.
Un saludo! Que bien sienta actualizar el blog cuando debería estar haciendo algo productivo para mi empresa.

domingo, 20 de junio de 2010

Eastender

No tenía pensado escribir una entrada para mi despedida de Londres, la ERASMUS y la vida de estudiante abroad en general, pero me hallo en el aeropuerto de Luton, sin nada que hacer hasta las… 5 más o menos (son las 00:30 GMT), y no hay wifi por ningún lado para ponerme cerda viendo videos de YouTube.
Así que, a escribir esta entrada en Word, y ya cortaré y pegaré.
Pues he acabado la ERASMUS, señores/as. Han sido 9 meses que han tenido de todo, lágrimas, risas, gritos y flatulencias. He conocido a mucha gente que de verdad ha tenido peso en mi estancia allí, y ellos saben de quién hablo (no me señaléis con el dedo al grito de “¡¡¡cursi!!!”, que no es pa tanto).
He conocido a un puñado de famosos, algunos extremadamente importantes que me hacen decir aquello de “ahora puedo morir tranquila” (Neil Gaiman, alabado sea; Alan Rickman, tres veces bendecido). He dado también con gente antipática y horrorosa en términos generales que hacen que me alegre de abandonar el país (ya me encargaré de mandar cartas amenazadoras hechas con letras cortadas de revistas a esa persona).
Vamos, que está claro que con la vuelta a Madrid voy a perder muchas cosas. Londres es la ciudad en la que todo pasa, y Madrid mola pero no es lo mismo. Ahora, Londres tiene una cualidad fría que no terminé de abrazar del todo. Cada cosa lo suyo, supongo.
Si tuviera que hacer un top 5 de cosas que echaré de menos y cosas que no (y todos sabéis que me encanta un buen top 5), sería así:

COSAS QUE ECHARÉ DE MENOS

- Toda la gente que he conocido, tanto en la QMUL como en el Rose Theatre, como en el mundo Jupiter House. No excluyo a nadie.
- El Támesis, concretamente el tramo entre Saint Paul y la Tate Modern. Me salvó la vida cuando llegué, y siguió siendo un lugar que me ponía un nudito en la garganta cuando tenía que pasar por allí.
- El hecho de que todo lo que tenga que ocurrir, acabará ocurriendo en Londres. Estar en una ciudad que es un pequeño centro del universo en sí misma es un privilegio, y hace accessible cosas que nunca hubieras imaginado. Como ver a Alan Rickman en un cruce, o a la infanta Elena saliendo de un restaurante (creo que era ella, pero no os fiéis. La coleta era la misma).
- Brick Lane.
- Que lo cosmopolita de la ciudad se extienda hasta sus supermercados. Poder comprar en el mismo Tesco cilantro fresco y barbacoas desechables no tiene precio.

Echaré de menos muchas más cosas, pero creo que las reduzco a esas cinco. Ahora la contraparte:

COSAS QUE NO ECHARÉ DE MENOS

- La inmensa cantidad de borrachos tristes y violentos que se echan a las calles cuando sólo son las 10 de la noche.
- Que en invierno el sol se ponga a las 4 y media de la tarde.
- Que en verano el sol salga a las 4 y media de la mañana Y NO HAYA PERSIANAS.
- Las libras. Se gastan demasiado deprisa.
- Las plagas que puedes encontrar en tu hogar londinense: inquilinos cerdos, ratas, ratones, moho y chinches.

Sí, creo que eso es todo.

Y en eso quedan estos 9 meses, amigos míos. Ha sido un curso fantástico, lo repetiría veinte mil veces (añadiendo más Diet Cherry Coke y John Goodman’s Soft Eating Liquorice), y estoy escindida entre el hecho de que quiero ir a Madrid, pero no quiero marcharme. Es una crueldad que haya que elegir un sitio u otro, cuando no quiero renunciar a ninguno de los dos.

No me extiendo más. Dejémoslo en un cortés “ha sido un placer”, y despidámonos con un “au revoir”, que deja menos peso en el corazón.

domingo, 2 de mayo de 2010

Instrucciones para triunfar en Corea sin hablar coreano

¡Traigo el método revolucionario, oiga! Bueno, revolucionario no es, de hecho es el truco más viejo del mundo. Seguid leyendo y lo descubriréis.
Ayer volví a adentrarme en el mundo Corea (predecible, lo sé). Hice una búsqueda guapa de las pelis más populares en mysoju.com, y me puse a bucear entre los títulos (algunos de los cuales no son más malos porque se autodestruirían en cinco segundos).
Encontré una que parecía interesante, no por el título, pero sí por la sinopsis: "Seducing Mr. Perfect". La cosa va de una ejecutiva, Min-Jun, que siempre lo da todo por sus novios, que son en general unos impresentables. Con tres plantones a sus espaldas, y el corazón pegado con tiritas, se topa con Robin Heiden, otro ejecutivo de muy alto caché. Se topa pero bien topada, porque le mete un topetazo por detrás con el coche, y la primera conversación que tiene es por líos del seguro. Por si la cosa no fuera ya bastante chunga, él no habla coreano, y ella finge que no le entiende en inglés, para ver si se puede ahorrar la mandanga de la indemnización.
Él acaba sacándole una business card a ella, y se pira. Cuando Min-Jun llega a la oficina, se encuentra con que el nuevo jefe que ha venido de la sucursal de Nueva York para hacerse cargo de todo la ha seleccionado personalmente para que sea su secretaria.
Min-Jun se queda más que picueta, porque ella no es ninguna secretaria, sino que se encarga de la recopilación de datos de la empresa (más que nada se encarga de averiguar los puntos débiles de las empresas rivales). Total, que se planta en el despacho del jefe, y no es otro que Robin Heiden (sí, no es una sorpresa para nadie, pero bueno, es una comedia romántica de Corea el Sur, no vamos a pedir peras al olmo).
La cosa es que, por unas y otras, el jefe acaba dándole consejos para que deje de ser una persona tan patética en las relaciones amorosas. Ella le pide que se disculpe por insultarla, y él le dice que no se ha disculpado en la vida, que lo hará si ella consigue que él se postre a sus pies, enamorado perdido. Así comienza la nueva misión de Min-Jun, que obviamente acabará en romance, situaciones que dan vergüenza ajena y música lacrimógena en los momentos cumbre. Y no, esto no es spoiler.
La película no está mal, pero tiene mérito porque me ha hecho descubrir a su prota, Daniel Henney. Ay, omá.
Mi amiga Ana ya me había dicho algo de él, creo que fue un comentario tipo "el que hace de Agente Zero en Lobezno: los orígenes está to bueno, y es coreano". Yo lo registré, pero lo dejé archivado por el trastero cerebral, hasta que me ha vuelto todo con la peli esta.
Daniel Henney, nacido en Carson City, Michigan, no sólo tiene el mérito de estar mejor hecho que la tabla de multiplicar, sino que además ha conseguido triunfar en Corea sin hablar ni papa de coreano. Sí, es cierto que su madre es coreana, pero la madre ya llevaba toda su vida en EEUU, y el padre es americano también, así que el muchacho se ha educado en inglés, y ya está.
Eso no le impide actuar en pelis/series/programas/anuncios coreanos. La película que me ha llevado a escribir este post, sin ir más lejos, es un ejemplo de que no se tiene que romper la espalda aprendiendo el idioma. Él no dice una palabra de coreano en la hora y cuarenta minutos que dura, y los diálogos consisten en él hablando inglés, y ella coreano, y al parecer nos tenemos que creer que no hay ningún tipo de barrera lingüística. Pues mu rico.
En el fondo, como lo que importa es que salga Daniel enseñando pechazo, pues nos resbala lo del idioma, y la verdad es que el tío está imponente. No actúa mal tampoco (que el guión no lo ha escrito Kubrick, también es verdad), y su co-protagonista, Um Jung-Hwa, le sigue bien el rollo, y no es demasiado pedorra, que era lo que podíamos esperar (sobre todo yo, después de haber visto protas mierderas en otras pelis coreanas, como "100 días con Mr. Arrogante", o "He was cool").
En la peli tenemos carnecita para dar y regalar, como podéis observar:

Yo no prometo en balde, amigos míos. Hasta el crucifijo ese que lleva toda la peli le queda bien.

Toooda la película se la pasa llevando unos trajes que le caen como un guante. Corano trajeado, Coreano mejorado (guiño-guiño-patada-codazo, Carmen).

Que levante la mano al que se le haya hecho el culo 7up.

En fin, que la peli merece la pena, no sólo por verle a él, sino también porque es una peli guay para ver una tarde tonta. Vamos, que entre esta y una de Meg Ryan, sale ganando esta, que tiene el toque exótico.

Pero, siguiendo con Daniel Henney (si os aburro me lo decís), después de recuperar toda la información que Ana me había proporcionado, me puse a ver Lobezno: los orígenes otra vez, porque la primera la había visto con mi madre, y me había quedado dormida. Además, la peli era de los moros, y ni siquiera tenía los efectos por ordenador terminados, cuando Hugh Jackman botaba de aquí para allá, sólo se veía un dummy, y mal hecho encima.
Bueno, que viendo Lobezno onemoretime le he visto en toda su gloria y esplendor ¿mutante? No me queda muy claro si él es un freak o no... En fin, dentro fotos:

A mí que los tíos con pistola nunca me han ido... De hecho, sigo pensando que le pondría una katana en la mano y mucho mejor.

Brazacoooos...venacaaaas... Como sabe donde duele, el cabrón.

Tres cuencos de arroz me comía con esto.

Ejem. Pues la cosa no queda ahí, el tío se está hinchando a hacer anuncios de todo tipo, y a ser portada de revistas a cascoporro. Wikipedia os lo cuenta mejor. Yo me limitaré a poner más fotos chotorras, que si me queréis es por eso.

¿Os acordáis de Yamapi en Kurosagi, con su catchphrase del "bang!"? Pues aprende, Yamapi.

Coreano con coleta... ¿quién termina la rima?

Toque gafas, que también nos gusta mucho.

Más traje, por petición popular.

Venga, que alguien lo diga. ¿Tendré que ser yo la que lo diga? DANIEL, LLÉNAME EL DEPÓSITO!! Con éste, full tank, por favor.

Bueno, voy a ponerme un poco a remojo, que después de pasarme una hora buscando fotos no os digo cómo voy. Ciao!

martes, 13 de abril de 2010

'Cause she's a jolly good fellow...

Que mal quedo escribiendo el post sobre mi cumpleaños al día siguiente, pero bueno, pensad que así puedo relatar bien todos los acontecimientos del día.
Este año, como bien sabéis, me pilló mi cumpleaños en Inglaterra. Al principio pensaba que iba a estar de bajón por no poder estar con los míos en este día, pero al final me lo tomé con optimismo. Después de todo, no es que fuera a estar sola, mis amigas/os residentes en Londres at the moment estaban conmigo (aunque muchos se rajaron, pero no se lo tengo en cuenta. Ya me compensarán, ¿verdad? ¡¡¿¿VERDAD??!!).
El día empezó con la llamada de teléfono de mi madre, a las 9 de la mañana. La siguió, dos horas más tarde y tres sueños perturbadores despúes, la llamada de Jose. Ahí fue cuando decidí levantarme y hacer un brunch de cumpleaños.
Tortitas, zumo de naranja, bacon a la plancha y té, para empezar bien el día. No sé para qué quería la energía ni las calorías, si luego me dediqué a vegetar, ver el nuevo episodio de Big Bang Theory, sacarme los mocos, rascarme el culo y mirar las felicitaciones de todo el mundo en facebook (gracias a todos again).
Había quedado con Gloria para ir al teatro donde está de voluntaria, The Rose, porque ahora están poniendo Look Back in Anger, una de mis obras de teatro favoritas, y no podían coincidir ambos acontecimientos (la obra y mi cumple) en el mismo día sin colisionar. Así que le pedí que reservara dos sitios, el suyo y el mío, y dos más para un par de amigas (Rosa y Celia, que se apuntan a un bombardeo).
Hasta que llegó la hora de irnos, vino Marina, con este regalo maravilloso:

Una maceta llena de narcisos pequeñitos, tres abiertos y tres sin abrir! Los he puesto con mi poster de la Japan Railways de fondo, para que impacten más.
Le pedí a Marina que me acompañase al cajero, y de camino me encontré a Rosa, que traía consigo otro regalo maravilloso:

Un ramo de tulipanes y de esas margaritas gigantes que parecen girasoles!! Como me conoces estas muchachas, que saben que veo flores y se me hace el culo Diet Cherry Coke.
Además Rosa traía otro regalo fantástico, de parte de ella y Celia:

El dvd de la primera temporada de The Big Bang Theory!!! Ahora mi colección está completa!! Buahaha!!! Tengo que añadir, además, que la noche anterior, a la una y media o así, Celia me había regalado un libro muy útil:

Para esos compañeros de piso que hacen que tengas ganas de cagar en una bolsa de papel, prenderle fuego y dejársela en la puerta antes de llamar al timbre.
Gloria me invitó a la obra de teatro, y a la cena (hamburguesa Original en Ed's, poco hecha, Bacon&Cheese Fries y dos cocacolas light), y por si fuera poco, al llegar a casa me encontré un post-it rosa monísimo en la puerta que decía "MUCHAS FELICIDADES, fdo La Parejita", con una pedazo de chocolatina del Pret a Manger, cortesía de Javi e Irene, mis compañeros de piso:

Sí, está tan buena como aparenta estar. Es un mazacote de chocolate, galletas digestive, Golden Syrup y pasas sultanas. Arf...
Y así ha terminado el día. Tengo que mencionar, of course, que mis amigos de Alcorcón me han hecho el mejor video del mundo, y que me duele no poder mostrarlo al público, porque han decidio dejarlo en el ámbito privado de YouTube. Pero en serio, es lo mejor que me ha pasado nunca.
A todos aquellos que os habéis acordado de mí, y que habéis dicho algo, sin temerle al hecho de que era martes y trece, mil gracias! Os quiero a todos!

martes, 16 de marzo de 2010

"Los niños franceses van a Londres", o el Milagro de Freddie Mercury.


En el último momento (como casi todo lo que hago) me animé a ver Hairspray. La van a quitar definitivamente el 24 de este mes, así que moví el culo y pedí una entrada con student's concession, que solo son 22,50 libras.
Como llegué 3 horas y media antes de que empezara la obra (me puse nerviosa y me planté allí a las 16:00, pensando que igual tenía que enfrentarme a un combate con otras mil personas para conseguir una entrada. Decepción mayúscula, con lo único que tuve que lidiar fue con el ceceo del que las vendía), me puse a dar vueltas por Shaftesbury Avenue, que afortunadamente tiene el Forbidden Planet, una tienda de cómics bastante grande.
Pasé para cotillear un poco, con la esperanza de poder leerme de nuevo el primer comic de The Invisibles (una obra maestra). Abrí el volimen #1 ("Say you want a revolution"), y cuando llevaba 20 páginas noté la sombra de un dependiente, que hacía como que quería encontrar el libro que activaba el mecanismo secreto que abría la estantería, usando para ello un volumen de Red Sonja.
Yo me hice la loca durante 3 minutos, pero qué coño, el tío se puso muy plasta, y además entró en escena un friki que olía mucho a caldofrán, así que dejé el comic de nuevo en su sitio y me piré a otra sección.
Estuve como una hora y media mirando cosas (no os creáis que me aburrí, hay de todo para cotillear en el Forbidden Planet), y al final decidí irme a un Costa que había vislumbrado. Dejé migas de pan desde el teatro a la cafetería, porque me conozco, y me senté con un latte y una bolsa de brownie bites que hicieron que se me evaporasen las bragas de lo buenos que estaban.
Me sentí incómoda durante una hora más o menos, porque aunque tenía la cabeza puesta en mi lectura, había un grupo de gentuza que no paraban de reírse, y uno de ellos tenía un tic nervioso que consistía en girarse hacia donde yo estaba. Así que me puse paranoica y no podía parar de sentirme como si se riesen de mí (que puede que lo estuviesen haciendo, pero vamos, que tampoco quería enterarme).
Llegó la hora de ir tirando para el teatro, así que para allá que fui. El sitio que me había tocado no era bueno, era cojonudo. Octava fila, visibilidad absoluta, bata de pana. Empieza el musical.
Me gustó mucho, pero tengo que decir que no me gustó más que la representación que ví en el colegio de los Salesianos. Será que los chavales son buenísimos. De todas maneras el inglés sumaba puntos, porque a mí los musicales traducidos me ponen los pelos de punta.
Una cosa que me encantó fue que tenía sentado al lado un señor que no debía haber visto nada de nada de Hairspray, así que todas las coñas le pillaban de nuevas, y se reía a mandíbula batiente. Yo me partía el doble de lo normal, porque el señor este me pegaba la risa, y creo que en la canción "I know where I've been" lloramos los dos a duo.
Salí del teatro dos horas después, feliz de la vida, canturreando las canciones del musical. Y entonces cometí el error fatal de confiar en mi sentido de la orientación para coger una ruta distinta que me llevara al bus 8.
Tiré p'arriba, y más p'arriba, y de repente me vi en un barrio residencial para pijos, en High Holborn o algo así, perdida y sola por la noche en la ciudad que dicen que no duerme, pero que luego sí. Calles solitarias, ladridos de perro a lo lejos.
Salí a una calle más transitada, y le hice un placaje a un muchacho que pasaba por allí. Le pregunté si estaba cerca de Tottenham Court Road, y él me dijo amablemente que la parada de metro más cercana era Goodge St. Ni puta idea de qué parada era, pero luego resultó que estaba cerca de donde quería llegar.
Caminé y caminé, después de mirar un mapa en la estación de metro y de recargar la Oyster Card. Y, finalmente, vi un resplandor dorado a lo lejos. Freddie Mercury me sonreía desde el Dominion Theatre, guiándome hacia mi destino.
Enfilé para allá, y tras cruzar un mar de niños franceses que olían muy mal (las hormonas y la falta de desodorante/ambientador de pino tienes ese efecto), llegué a la jodida parada de autobús.
Pero vamos, que el musical muy bien.

jueves, 25 de febrero de 2010

The dream that you dream will come true...

Todavía con las canillas temblando (no tanto de emoción como de haber estado de puntillas durante 3 horas) me dispongo a relatar lo acontecido today, en Leicester Square.
Hoy ha sido, como muchos sabréis, el pre-estreno de Alice in Wonderland by Tim Burton. El cine Odeon de Leicester ha sido honrado por la visita de actores como Alan Rickman, Helena Bonham Carter, Johnny Depp y Stephen Fry, entre otros.
Yo me presenté allí a la una y media, y la plaza estaba ya que lo petaba. Habían puesto vallas para retener a la masa hambrienta de celebridades, y todos los sitios buenos estaban ocupados. Mucha gente hacía cosplay de Sombrerero Loco, y en general había mucha espantajada suelta.
Más tarde se me unieron Celia, Rosa y Laura, y buscamos un sitio mejor que el que había escogido yo (que era un mojón como la copa de un pino, todo hay que decirlo). Nos pusimos detrás de uno grupillo de cinco que iban disfrazados de distintos cosplays de Johnny Depp, concretamente de Sombrerero, Eduardo Manostijeras, Jack Sparrow, Sweeney Todd, y Willy Wonka. Debemos haber salido en un puñado de cadenas televisivas, porque todo cristo venía a charlar con los J5 (juego de palabras, a ver si lo pilláis).
En un momento dado unas niñatas se empeñaron en pisarnos hasta la cabeza si hacía falta para ponerse en primera fila, pero cerdas hay en todas partes, así que intentamos resistir con nuestra fuerza bruta y soltando un "stop pushing, will ya?" de vez en cuando.
La mandanga buena se suponía que empezaba a las 5 y media, pero las estrellas siempre llegan elegantemente tarde, para disgusto de las fans, así que nos pasamos como 2 horas mojándonos un poco (hicimos formación tortuga con los paraguas), otra hora al descubierto, y otra hora más mojándonos como ratas (ciao, rimmell, hola, pelo churretoso).

Bosque de paraguas y muchacho disfrazado de Mad Hatter que llevaba allí desde las 07:30 am.

Y, finalmente, tras muchas falsas alarmas y mucho dolor de cuerpo, vino Johnny Depp. Fue el único que se paseó por prácticamente toda la plaza para firmar autógrafos y ser en general muy majete. Las trepas que nos estaban sodomizando con codos y rodillas le soltaron perlas como "you're gorgeous!", "you're beautiful!" y "I wanna see your beautiful face!!!". Yo grité un poco y concentré mis esfuerzos en levantar la cámara, hacerle fotos y tratar de verle también en persona. Conseguí verle durante 3 segundos, gracias al armario de tío que se me puso delante, pero creo que me puedo quedar contenta.

Sé que la foto podía ser mejor, pero se me ponen los pelos como escarpias igualmente...

Ya puedo tachar una tarea pendiente. Lo siguiente será conseguir un autógrafo (una foto con él sería genial, pero no vamos a ser exigentes), o por lo menos estar en primera fila en otra première.
Sonriendo para sí y mesándose las barbas, se despide vuestra amiga y colega.

domingo, 7 de febrero de 2010

A golpe de remo

[Esta conversación tuvo lugar el 6 de febrero de 2010, en el autobús número 8, dirección Bow Church]

disclaimer: el autor de esta compilación de insensateces no se hace responsable de los posibles efectos psicológicos que los lectores puedan desarrollar.


Mónica: Tengo una teoría conspiratoria...
Celia: A ver...
Mónica: Los tíos que están buenos alcanzan su punto álgido a las 15 años. A partir de ese momento, o se quedan como están o empeoran.
Celia: ¿Y eso?
Mónica: Sí, por ejemplo, el hermano de mi amiga Laura. A los 15 años estaba hecho un pincel, y a los 16 de repente echó un cuello-toro que no veas. Además, se puso un pendiente de estos de Beckham.
Celia: Mira, eso es una cosa que no entiendo. En el instituto todos están a la defensiva de quién es maricón y quien no, y luego se pone de moda llevar unos pendientes como los que llevaba tu abuela.
Mónica: Ya. Bueno, pues eso, que a en cuanto cumplen 16 se empiezan a mazar, y ya no es lo mismo.
Celia: Yo si tengo un hijo, tengo muy claro a qué le voy a apuntar.
Mónica: ¿?
Celia: A piragüismo. Porque con ese deporte los tíos echan unas espaldas...
Mónica: Ahá.
Celia: Vamos, pero que fijo que le meto a piragüismo. Ya puede protestar, en plan "mamá, todo el mundo va a clase de informática", que yo le diré "Manolito, tú a la piragua".
Mónica: hombre, no le vas a obligar.
Celia: Vamos si le obligo. Es por su bien, yo sé lo que me hago.
Mónica: Así que... Manolito, habíamos dicho, de cabeza a darle al remo.
Celia: Exacto.
Mónica: Pues muy bien.