martes, 29 de septiembre de 2009

Having a fight with a city


Lunes, 28 de septiembre, 2009


Me levanto a las 10. Tengo la garganta seca y fuera de las mantas hace frío. Mal comienzo.

Repaso mentalmente las tareas del día: tengo que ir a Victoria Station y echar una solicitud de empleo en Pret a Manger, hacer compras para la casa, poner una lavadora si puedo y después ir al teatro.

Me agobia la idea de tener que hacer la colada. No tengo ni detergente, y no sé como funciona el dichoso trasto. Y salir del teatro a las 10 de la noche tampoco me tranquiliza.

Salgo a la calle. Hace frío y la luz es gris. Yo, que me las daba de no dejarme afectar por la falta de sol, me deprimo ipso facto. Camino a buen paso hacia el metro, me equivoco al cogerlo.

Al llegar a Pret a Manger me hacen desinfectarme las manos con un gel. Inglaterra sucumbe a la paranoia cada vez con más facilidad. Me froto las manos, las seco un poco en el pantalón.

Relleno la solicitud y se la doy al chico del mostrador, quien deja de mirarme según pasa al siguiente candidato. Miles de personas pasan cada día ante sus ojos, todas diferentes, pero son obsequiadas con la misma sonrisa de bajo coste.

Llamo a Gloria desde una cabina de la estación, quedo con ella para tomar un té. Noto que lo necesito, que si no veo una cara conocida dentro de media hora, como mucho, me desharé. Por la calle estoy a punto de echarme a llorar en varias ocasiones. Sorbo por la nariz, pestañeo y sigo andando. Cojo autobuses, me bajo de ellos. Llego a mi destino y saludo a Gloria quizá con demasiada efusividad.

No puede ir al teatro. Me regala las entradas y dos buenas horas de conversación, que me recolocan un poco. Al menos ya no estoy tan triste, y puedo hablar de mi casa y mis padres sin que me tiemble el labio.

Paso la tarde comprando, corriendo, dejando cosas en casa, cogiendo otras, sudando dentro de mi jersey, pasando frío cuando me quedo quieta en los semáforos. Empiezo a pregonar pestes sobre esta maldita isla dentro de mi cabeza.

Esta vez cojo bien el metro. Llamo a Alejandra para quedar con ella en el Globe a las 7 y 15. Me bajo en Mansion House y busco el Millenium Bridge, todavía corriendo, todavía cansada, todavía iracunda. Mis pies apisonan el suelo de acero, mis hombros golpean los de los turistas.

Y, a medio camino, entre Saint Paul y la Tate Gallery, miro hacia el oeste, hacia el Támesis.

El ocaso se tiñe de naranja y rosa, el cielo se prende y las aguas refulgen, en plata donde da la sombra, en tonos irisados allá donde brilla el neón. No se ve la suciedad del río, ni las grúas, ni todo el mal trago que esta ciudad me ha hecho pasar a lo largo del día.

Camino más despacio, bebo del atardecer y pienso, con una mueca tallando mi cara cansada, que es imposible estar mucho tiempo enfadada con Londres.

viernes, 25 de septiembre de 2009

A house in the middle of the street.

Como muchos sabréis ya, y otros no, tengo casa. Como tengo sentimientos contradictorios con respecto a este hecho, haré una lista de pros y contras, para empezar:


PROS

1. Está a 20 min de la universidad.

2. El barrio es muy soleado, y hay zonas verdes y tiendas por todas partes.

3. Mis compañeros de piso son muy amables, y siempre que llamo a su puerta me ayudan en lo que pueden.

4. La cocina y el baño son amplios, y están bastante limpios.



CONTRAS


1. Está más o menos lejos del centro, así que la zona cultureta de Londres me queda retirada.

2. El barrio por la noche se vuelve un poco sombrío.

3. Mis compañeros de piso van un poco a su bola, todo el mundo hace vida en sus respectivos cuartos, porque no hay una zona común por así decirlo.
4. De momento la calefacción está rota.
5. Hay un par de ratones en la cocina que de vez en cuando salen. No se puede dejar la comida fuera, porque puede que te la encuentres mordisqueada.
6. La nevera es enana. Tenemos 3 baldas para 6 personas.



Cuando llegué a la casa el primer día, se me echó el mundo encima con lo de la nevera, la calefacción y LOS RATONES. Hoy he comprado algunas cosas, y la habitación parece más habitable, aunque sigo con la bombilla desnuda, como en los manicomios y las cárceles.


Aquí os meto una foto de como estaba mi cuarto al llegar (y eso que en esta foto me había acomodado un poco poniendo una mantita que me habían prestado.



Hoy el plan que tenía era comprar cosas para amueblarla un poco más, y parece que me ha salido bien la cosa. Además, al ir a la facultad me he encontrado con un maravilloso mercadillo de posters!!


Aquí se reunía la muchachada, sobre todo a cotillear para luego no comprar nada.




Al igual que en España, el gurrumío este sale en todas partes.


3 por 10 libras, y todos bastante chulos. Como comprenderéis, teniendo las cuatro paredes desnudas que tenía, era una prioridad taparlas con algo bonito. Estos son mis postercillos:


Absenta, para animar sus fiestas bohemias. Recomendación: tómese después de una crisis artística, y llevando guantes con los dedos cortados.


Algo sobre Japón tenía que caer, y sabéis que siempre he pensado que el chocolate es ideal


También he hecho una excursión a unos grandes almacenes que se llaman Sainsbury, para comprarme un nórdico con su funda, y unas almohadas. Todo ello, nórdico, funda y dos almohadones, 18 libras. Me he hecho con una taza, una sartén y un cazo, porque lo de la casa está hecho una pena, y me da que mis compañeros de piso son unos huevones, y no les da por comprarlo o dar la brasa a la agencia para que cambie cosas.


El barrio donde estoy no está mal, ya he dicho que tiene verde alrededor, y hay niños y perros y gatos y zorros (o eso dicen, ninguno se ha dejado caer por mi casa, y mira que los prefiero mil veces antes que a los ratones). Hay mucha gente árabe, y muchos off-licence (he contado 5 en un tramo de unos 100 metros).




Walking by my barrio.

Lo que más me gusta es la iglesia que tenemos al final de la calle. Por lo visto es la parroquia de Saint Barnabas, y lo que más me ha llamado la atención es la estrella de cinco puntas que tiene en una de las vidrieras. ¿Será masónica? Igual es que en vez de misas hacen rondas de ouija...



Aquí se aparece Loles León enfundada en una bata de guatiné.

Ah, otra cosa que os quería enseñar es mi universidad, que casi no he dicho nada de ella. El campus es ENORME, y hay muchísima gente. Los profesores son bastante formales y pasan mucho tiempo en su despacho, de manera que no te tiras las horas esperando que te atiendan para que luego no estén, ni te encuentras carteles de "estoy en la cafetería" en las puertas.


Este es el edificio más bonito, los que usan para dar clase son normales aunque la biblioteca es una construcción más antigua.


Arte urbano de camino a la facultad.

Y una cosa curiosa que hay dentro del campus es el cementerio. Por lo visto, hay muchos españoles enterrados en él, aunque hasta que no lo vea con mis propios ojos, lo daré por leyenda urbana.


Y eso es todo por hoy. Seguiré añadiendo entradas, pero tampoco pretendáis que me ponga a actualizar dos veces al día. Que os conozco, y luego os entra el cagaprisismo.


Recordad que os amo!

lunes, 21 de septiembre de 2009

El loco de Hyde Park

Bueno, bueno, siguiendo el consejo de un buen amigo (guiño-guiño-patada-codazo, COFjaviCOF), voy a hacer que este blog arda mientras esté por Inglaterra.

Hoy he dedicado la mañana a hablar con los de una inmobiliaria, y a la vuelta un grupo de chicas españolas se han metido en el metro. Resulta que en el vagón había un chico que estaba buenísimo (muy british, así rubiajo con ojos azules y la boca muy roja), y el diálogo ha ido así:

- Soraya -ha dicho una - ¡SORAYA! (aquí la gente no grita, así que os podéis imaginar el espectáculo que ha dado la del berrido.
- ¿Qué pasa?
- ¿Has visto?
- Ya ves, está el tío que...
- Oye, que ha venido con la novia.
- A mí me da igual, yo me sentaba en sus rodillas y ¡zas!
- La novia tampoco es tan guapa...
- Ya ves.


Yo creo que había otro español en el metro además de mí, porque las miraba y parecía que se le escapaba un rebufo de risa. En fin, luego me he ido un rato a pasear por Hyde Park, a comerme este manjar:
Son como lacasitos, pero con matequilla de cacahuete en vez de chocolate. Maravillosos, sobre todo si lo que se tiene delante mientras se degustan es esto:
Hoy hacía además un sol que no veas. Me parece increíble que esté teniendo mejor tiempo aquí que cuando estaba en Madrid. Vamos, no me quejo, pero es raruno.
Después de sentarme un rato a comer y mirar a las ardillas, los cuervos y a una cantidad considerable de tíos buenos (Londres es un vergel, y además tienes de todas las nacionalidades), ha llegado un señor muy sucio, muy gracioso y muy loco que me ha dado la brasa durante 25 min aprox. Menos mal que me ha llamado una amiga y me he ido alejando, murmurando excusas y pensando "sape!"

Luego a la hora de la comida he ido al Paddington Arms, un pub al que fui hace dos años donde se come muy bien (y más barato).

De primero unas patatas fritas típicas. Allí las más populares son las que van al punto de sal, las de vinagre y las de queso y cebolla. He pedido las últimas, que estaban de puta madre, por cierto.
¡¡La cocacola aquí sabe rara!! Es como más dulzona... Pero las botellas son más grandes, muahaha.Y de comer, algo típico: cordero en salsa de menta y romero, con guisantes, zanahorias y puré de patatas. Estaba todo buenísimo, he salido rodando del pub.

Sólo se ven guisantes, pero debajo había una montaña de puré.

Y luego por la tarde a HMV, a ser tentada por los precios irrisorios de los DVDs. Pero es que algunos sólo valen 3 libras!!! ¿Cómo resistirse a eso? Y han caído dos pelis: Drivin Lessons y Wilde. Porque Rupert Grint y Stephen Fry lo valen.

Y ese ha sido mi día. Mañana: universidad, reunión erasmus y visita a pisos. Deseadme suerte, que la voy a necesitar. Eso y un médico, porque tengo un trancazo de cojones. Pero no se lo digáis a mi madre, que se cruza el canal de la Mancha a nado!!