lunes, 19 de enero de 2009

Hangover

Llevo unos cuantos fines de semana que acabo ligeramente perjudicada. Este no ha sido una excepción, especialmente en lo que al domingo se refiere.

Se suponía que el domingo 18 de enero era la fiesta del mochitsuki. Pues bien, por falta de ánimos, energía -el sábado también salí hasta las 5 de la mañana- y dinero, no pude ir. Así que Sambucivox, my dear friend, me sugirió que pasáramos una tarde de comida oriental y pelis.

Me apunté sin pensarlo, obviamente.

Pues en el badulaque asiático de Príncipe Pío vimos unas magníficas botellas de sake por un precio irresistible: 3 euros, además de una botellita monísima de licor de ciruela, por 0.90 euros. Sí, habéis leído bien, noventa putos céntimos. No pudimos evitarlo, nos llevamos dos botellas de sake y una de licor, además de tres toneladas de guarradas tipo marshmallows de fresa y arándano, mochi de tres sabores, empanadillas chinas, etc. Ah, y galletitas de la suerte -el papelito que me toco en la segunda decía "cuando el bolso se vacía, el corazón se llena", una señal obvia de que me tengo que hacer a la idea de ser pobre-.

Nos dimos una orgía de visionado de pelis. Cayeron:


- "Kids"

- "Vicious Circle", el monólogo hiper largo de Dane Cook -visionado obligatorio-.

Y mientras, pues nos pusimos ciegas a sake, a marshmallows carbonizados y a empanadillas. Pero sobre todo a sake. Terminamos con un pedo brutal, por supuesto, y nos reímos un montón.

Lo peor ha sido la mañana.

A las siete en punto mi estómago ha empezado a morir, arrastrando a todo mi organismo detrás. Tras escribir mi última voluntad en el papel desechado de una galletita de la fortuna -lo único que tenía a mano- he reptado hasta el baño. Allí no os cuento lo que ha ocurrido, porque no sería fino, y fina lo soy un rato.

En fin, que casi me muero sentada en el retrete, y además he pasado como veinte minutos aterrorizada porque era casi seguro que iba a potar. Yo O-D-I-O potar. Me agarro con uñas y dientes a cualquien otra alternativa, porque mi cuerpo se niega a pasar por eso.

Al final no ha pasado nada, me he arrastrado de nuevo a la cama, he echado al gato de Bea cuando me ha empezado a morder los pies, y he entrado en un estado de sopor muy agradable, pero que no ha durado mucho.

El resto de la mañana ha ido con normalidad, pero tengo un jodido enano tocando la pandereta en mi cabeza, ardor de estómago y los ojos se me han secado hasta parecer dos bolas de pelusa.

Después de esto una empieza a preguntarse si no habrá llegado la hora de cortarse un pelo y dejar los excesos...

Desde la tortura de la resaca definitiva, os saluda vuestra guía espiritual.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Parece que mezclar marshmallows con Sake puede ser una idea algo bizarra, pero de eso poco entienden el hígado y el recto, que en algunas circunstancias le toca comportarse poco recto para cumplir su función con algo de dignidad.

Esa letra, la equis, tiene mala fama especialmente en la mañana, cuando se descubre que los excesos o los exsexos o los ex, a veces poco cuadran con el sol tibio que despierta los sueños. En las noches, esa equis es tremendamente exótica.

Agradece. ¡Saliste viva!

Findûriel dijo...

Ay la mo, con lo bien que habrías estado leyendo a Balzac y escuchando a Brahms... ¿qué haces en esas malas compañías, viendo al perverso de Solondz y al pervertido de Cook, y bebiendo alcohol? OMG yo que creía que eras una dama victoriana en toda regla...
En fins, de Kids no hablo porque me pareció una película pretenciosa y artificial (y esto va sin sarcasmos) XD

Besos en los quesos
Findûs

flordesombra dijo...

"En fins, de Kids no hablo porque me pareció una película pretenciosa y artificial (y esto va sin sarcasmos) XD"

JAJAJAJA
Tienes los cojones como el caballo de Espartero.

Anónimo dijo...

¡Yo no quería hacerte daño!