- ¿Ya estamos todos? -preguntó -. Bien. Sentaos. Prestad atención. Veamos... Vetinari no ha recibido un albatros. No ha venido volando desde el Continente Contrapeso y no hay un extraño mensaje que al parecer debemos obedecer. ¿Me seguís por ahora?
Los magos superiores intercambiaron miradas.
- Creo que algunos de los detalles se nos pueden haber pasado por alto - dijo el decano.
- Estaba usando el lenguaje diplomático.
- ¿No podría tal vez intentar ser un poco más indiscreto?
- Tenemos que enviar un mago al Continente Contrapeso - dijo Ridcully -. Y tenemos que hacerlo para la hora del té. Alguien ha pedido un Gran Hechicero y parece que tenemos que enviarles uno. Lo que pasa es que lo escriben sin hache...
- ¿Oook?
- ¿Sí, bibliotecario?
El bibliotecario de la Universidad Invisible, que había estado dormitando con la cabeza sobre la mesa, se incorporó de sopetón. Echó la silla hacia atrás y, agitando los brazos para no perder el equilibrio, salió corriendo de la sala con sus piernas patizambas.
- Probablemente se acabe de acordar de un retraso en devolver un libro - comentó el decano. Bajó la voz -: Por cierto, ¿soy el único aquí que piensa que no dice mucho sobre la categoría de esta universidad tener un simio en el cuadro académico?
- Sí -dijo Ridcully en tono seco -. Lo eres. Tenemos al único bibliotecario del mundo que puede arrancarte el brazo con la pierna. La gente respeta esas cosas. El otro día sin ir más lejos el jefe del Gremio de Ladrones me preguntó si podíamos convertir a su bibliotecario también en simio, y además, es el único de todos vosotros que pasa más de una hora al día despierto, cabrones. En todo caso...
- Bueno, a mí me resulta embarazoso - dijo el decano -. Además, no es un orangután como debe ser. He estado leyendo un libro y dice que un macho dominante debe tener unos discos faciales enormes. ¿Acaso él tiene discos faciales enormes? No me lo parece. Y además...
- Cállate, decano - dijo Ridcully -. O no te dejaré ir al Continente Contrapeso.
- No veo que tiene de malo plantear de forma perfectamente válida... ¿Qué?
- Están pidiendo al Gran Hechicero - dijo Ridcully -. Y yo he pensado inmediatamente en tí. -Por ser el único hombre que conozco que puede sentarse en dos sillas al mismo tiempo, añadió para sí mismo.
- ¿Al Imperio? -chilló el decano -. ¿Yo? ¡Pero si odian a los extranjeros!
- Y tú también. Os llevaríais de maravilla."
Terry Pratchett, Tiempos Interesantes, 1994
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