5 grados. Eso era lo que se veía esta mañana en todas las marquesinas de Madrid (bueno, en todas no, sólo en las más modernas). Antes de ir a trabajar, como si de un ritual se tratara, he sacado mi chaqueta verde del armario del recibidor. Oficialmente, ha comenzado el invierno.
No lo digo con mal ánimo, que conste. A mí me encanta el frío. El estar en casa, arropadilla hasta las cejas, los pijamas de manga y pernera larga, las pantuflas... ¡Todo tiene tanto encanto! (ojillos brillantes)
Me gustan sobretodo los días antes de cambiar la hora, cuando sales por la mañana y sigue siendo de noche. Hoy se veía la luna llena con toda claridad, entre las ramas de los árboles, aprovechando el tiempo extra. "-Pues pronto se te va a cortar el rollo, guapa", he pensado. ¿A qué viene esa manía de adelantar o atrasar el reloj? Eso lo tienen que hacer en países en los que en invierno anochece a las tres de la tarde. Estamos en España, señores, no nos vamos a morir por echar en falta el sol por la mañana.
A lo mejor me gusta esta época del año porque nos va acercando a la Navidad (y entonces es cuando me pongo irritantemente contenta, y las endorfinas se me ponen a cantar Jingle Bells). Es un topicazo, pero yo soy así ,,-_-,, También es una hipocresía, pero me siento mejor persona en Navidad, y eso debería ser todo el año. Nos dejamos llevar por la comercialidad y el consumismo de las fechas, por lo que nos venden en los anuncios de turrón y del Corte Inglés. Yo la primera.
Sin embargo, ni siquiera el saber todo esto enturbia mi ánimo. Nada puede molestarme en medio de este aire gélido. Borra mis preocupaciones, aunque me deje la nariz como un carámbano.
En fin, sólo me queda alzar mi taza de té en vuestro honor. ¡¡Feliz pelona a todos!!
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