jueves, 8 de noviembre de 2007

El pánico del sexo

El otro día se me escapaba una sonrisa sardónica al escuchar a una mujer (X, de unos cincuenta años) decir que hoy en día el sexo femenino era quien tenía la sartén por el mango. Su discurso se puede reducir a : "basta que chasqueemos los dedos para que los inútiles de los hombres estén a nuestros pies".

Esta, aparte de ser una opinión bastante nociva para los propósitos de igualdad entre hombres y mujeres (porque es representativa de un cúmulo de féminas que piensan que la equitatividad es igual a humillación para ellos y superioridad para nosotras), es totalmente falsa.
Pese a que hemos dado un gran paso en pro a la igualdad, todavía hay algo que nos diferencia, algo que hace que no nos sintamos cómodas del todo. El miedo.
La mujer hoy sigue viviendo con el mismo miedo con que vivía hace dos mil años. "¿Miedo de qué?", preguntaréis algunos. Pues de los hombres.
Sí, sí, os permito las sonrisas incrédulas de momento, porque falta mi explicación.
¿Qué mujer no ha sido víctima de las siguientes agresiones? :
- Acoso verbal.
- Acoso físico.
- Humillación a causa de su sexo.
Pocas. Os pregunto a vosotras, chicas: ¿a quién no le han tocado el culo a traición en el metro? ¿Quién no ha tenido que aguantar al listo de turno refrotándose en una discoteca? ¿A quién no le han dicho alguna obscenidad disfrazada pobremente de piropo? Seguro que alguna de vosotras ha tenido algún episodio desagradable y táctil con algún hombre, y seguro que cuando le ha ido a frenar, ha tenido que escuchar, como mínimo, que era una borde, o una frígida, o una calientapollas.

Por no mencionar los casos de violación. El hecho es que los hombres siguen teniendo una manera de hacernos daño que nosotras no podermos equiparar, y que les ha sido dada en el origen de la humanidad. Perdón, eso no es del todo cierto. Los hombres han convertido algo en principio natural y placentero en un castigo. Han deformado el primer propósito de su anatomía, hasta corromperlo y darle un matiz de peligro que no debería tener.

Que conste que estoy generalizando. Por supuesto que no todos los hombres van amenazando con sus miembros a las mujeres del mundo. Igual que hay hombres buenos, hay mujeres malas (no tendría que estar dando esta explicación, porque a mí me parece algo de sentido común, pero bueno). Y la inmensa mayoria de nosotras no se rendiría sin pelear si se viese en una de estas situaciones, no pretendo insinuar con mis divagaciones que estamos indefensas ante el peligro masculino.

Ya sé que los hombres también sufren agresiones, humillaciones y violaciones. Pero no quiero réplicas de esa índole. En este post me he limitado a hablar de una faceta de la crueldad del ser humano (una de muchas, desafortunadamente), no a hacer una competición para demostrar quién es más malo.

En fin, dicho esto, me despido. Reclamaciones, comentarios y demás, donde siempre.

2 comentarios:

Findûriel dijo...

Lo que pasa es que me tienes miedo porque la tengo muy gorda.
Fdo. el vecino.

PD: y esa envidia que nos deben tener los hombres, porque ellos no tienen un órgano que sirva sólamente para el placer...

Anónimo dijo...

A mi el otro dia me agarro un viejo por la capucha, no se que intentaba el puto viejo de mierda....xo la verdad que yo no me quede corta al darle una ostia y una patada...parece ser que teng la fuerza escondida para estos casos.....
Tb ls hay que no piensan en otra cosa que no sea el sexo....


Hombres....no puedes vivir ni con eyos ni sin eyos......


Besos pedorrilla, soy la Ro.


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