A veces tengo cosas que decir. Cosas importantes. Cosas, por desgracia, poco agradables. Por diversas razones (por vergüenza, por cobardía, porque no procede), me las callo. Pongamos, por ejemplo, una situación real:
Yo: O sea, que el tal A es un hijo de puta con el cargo subido a la cabeza que se cree que es el único que trabaja en 100 km a la redonda. Le dan ganas a uno de decirle que se haga una purga con las llamaditas, ¿no? (sonrisa)
(en el trabajo, una secretaria -B, de 48 años- se acerca a darme el parte)
B: Oye, Rocío, me ha comentado A (el jefazo) que no le has pasado un par de llamadas.
Yo: Ya, es que comunicaba, pero la próxima vez me aseguraré de que la persona a la que llama contesta, lo siento.
Yo: Ya, es que comunicaba, pero la próxima vez me aseguraré de que la persona a la que llama contesta, lo siento.
B: No pasa nada, Rocío, pero es que A, como director que es, es... ¿cómo te diría? Impaciente, porque, sabes, tiene mucha responsabilidad en sus manos, y mucho que arriesgar. Le gusta todo en el momento, porque, bueno, es así, impaciente.
Yo: Ya, es normal.
B: Me alegro de que lo entiendas, Rocío. Hasta luego.
Bien, donde dije "ya, es normal", hubiera dicho otra cosa:
Yo: O sea, que el tal A es un hijo de puta con el cargo subido a la cabeza que se cree que es el único que trabaja en 100 km a la redonda. Le dan ganas a uno de decirle que se haga una purga con las llamaditas, ¿no? (sonrisa)
Otra situación:
(Estoy leyendo en la Fnac, se me acerca un menda rechoncho y con cara de paleto, llamémosle X)
X: Eh... Hola, perdona, ¿tienes un momento?
Yo: ... Sí.
X: Es que, verás, yo hace poco que he empezado con esto de... de la lectura (nótese que lo dice como si se refiriera a la ornitología del trópico, o el estudio de las babosas flamígeras del Machu Pichu). ¿Qué tipo de libros me recomendarías?
Yo:¿Para una lectura fácil, entretenida, y que no de mucho que pensar?
X: Sí. Es que, ¿sabes? yo tengo en el coche un... un libro de refranes, y cuando paro un poco, pues leo alguno, y... es muy interesante, no creas.
(me quedo en silencio, mirándole, durante cuatro segundos)
Yo: Dan Brown. Allí al fondo hay una pila de libros suyos.
X: Eh... ya, pero no sé si lo encontraré...
Vale, hagamos una pausa. Después de que el menda dijera esto, me dieron ganas de decir:
Yo: ¿A quién te crees que engañas, tío? No me voy contigo hasta la sección de Dan Brown ni drogada. Vamos, que no te tocaría ni con un palo de 5 metros.
En su lugar, prosigo la conversación como si nada.
Yo: Yo es que estoy ocupada, pero si preguntas al chico ese del chaleco verde, te lo deja todo clarísimo.
(se va. Pasan 10 min y el muy plasta vuelve)
X: Es que no lo he encontrado -hace ese gestito de rascarse los huevos a través del bolsillo mientras se alza sobre las puntas de los pies, como para disimular-. ¿Qué lees?
Yo: ... Un manga. Un cómic japonés.
Yo: ... Un manga. Un cómic japonés.
X: Anda... Si quieres te lo compro.
Pausa! Lo que me salía del alma decir era:
Yo: ¿¿¿¡¡¡QUÉEEEEEE!!!??? ¿De qué puñetera cueva has salido? ¿Qué esperas, comprarme el cómic y que luego te la chupe? Joder, tío, estás enfermo.
En su lugar dije:
Yo: Ahahahá (gotaza de sudor cayendo por mi espalda) Déjalo, hombre, no hace falta.
Dicho esto, huí. Cualquiera se quedaba para ver en qué degeneraba la cosa.
En fin, ¿qué opináis? ¿Tendría que decir lo que pienso, o morderme la lengua?
4 comentarios:
Yo finjo que soy francesa y pongo cara de guiri -ya sabes, sonrisa desesperada y ojos desorbitados, que les descoloca mucho. Ese tenía pinta de no saber cómo se escribe "Dan Brown", así que la próxima vez saca tu acento texano y niégate a contestarles en castellano.
anotado. De todas maneras, me siento orgullosa de mi huída. Fui desde la Fnac hasta Sol, de Sol a Ópera, de Ópera a Montera y luego bajé toda la Gran Vía hasta Plaza de España, para refugiarme en clase de japonés. Creo que tardé unos 15 minutos. Las suelas de mis zapatillas no han terminado de enfriarse todavía.
¡Oh! ¡Nihon-tachi! Mucho mejor; puedes ser una niña adoptada por japos que acaba de regresar a España para conocer a sus padres biológicos...
Dónde va a parar, diez veces mejor que lo de ser francesa -que da lugar a más chistes verdes. En vez de huir, y para practicar, les cuentas en japo la historia del gato cebado de Emiko-sensei.
jajaajajajajaja!!! "watashi no sensei no neko wa futakatta neko deshita". Seguro que así le pongo más, y todo, tenía pinta de irle el rollo inter-cultural. Bueno, tenía pinta de irle hasta una rata de alcantarilla, de hecho...
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