miércoles, 7 de mayo de 2008

Down the rabbit hole

Alice in Wonderland by Lewis Carrol

Alicia estaba empezando a hartarse de estar sentada junto a su hermana en el banco, sin nada que hacer: había echado un par de ojeadas al libro que la otra estaba leyendo, pero no tenía dibujos ni diálogos. "-¿Y de qué sirve un libro -pensó Alicia - sin dibujos ni diálogos?"


Así que estaba considerando, pensando para sus adentros (lo mejor que podía, porque el calor del día la hacía sentir muy adormilada y estúpida), que el placer de hacer una corona de margaritas quizá mereciera el esfuerzo de levantarse y recogerlas, cuando, de repente, un Conejo Blanco de ojos rosas pasó corriendo junto a ella.


No es que fuera nada importante, y Alicia ni siquiera encontró fuera de lugar escuchar al Conejo decirse a sí mismo "-¡Madre mía! ¡Madre mía! ¡Llegaré tarde!" (cuando Alicia pensó sobre esto después, se le ocurrió que tenía que haberse sorprendido, pero en su momento le pareció muy normal). Pero cuando el Conejo sacó un reloj del bolsillo de su chaqué, lo miró y se apresuró, Alicia se puso en pie, porque cayó en la cuenta de que nunca antes había visto un conejo con bolsillos, ni con reloj que sacar de ellos, y ardiendo de curiosidad, le siguió a través del prado, alcanzándole a tiempo de verle desaparecer por una gran conejera bajo un seto.


Un segundo después, Alicia fue tras él, sin pararse a considerar cómo saldría de nuevo [...]

No hay comentarios: